Vestido-kimono con mangas de kimono bifurcadas y extralargas, realizado en crepe “piel de ángel”, con cuello elevado. Vestido interior de bambula de algodón (acabados a mano).
LAS LUCIÉRNAGAS
"Una vez, una muchacha que había recibido una educación muy refinada se enamoró, y se preguntaba cómo podría manifestar sus sentimientos al hombre que amaba. Finalmente cayó enferma, seguramente a causa de la frustración que sentía, y antes de morir confesó su amor. Al oírla, su padre, llorando amargamente, hizo llamar al hombre.
Él acudió tan pronto como le fue posible, pero cuando llegó, la muchacha ya había expirado. Apenado por lo que había sucedido, se quedó a los funerales. El sexto mes estaba muy avanzado, y hacía un calor terrible. Al atardecer se tocó música para consolar el espíritu de la muchacha fallecida, y cuando se hizo de noche empezó a soplar una brisa fresca. Aparecieron entonces las luciérnagas, y mientras yacía contemplándolas, el hombre recitó:
Si podéis ir más allá de las nubes, leves luciérnagas, contadle al ánsar que el otoño ya llega.
Después de un día esperando la puesta del sol cruel de verano, sin que sepa por qué me invade la tristeza".
